miércoles, 23 de julio de 2008

SAN FRANCISCO JAZZ COLLECTIVE - (XI Festival Internacional de Jazz San Javier)

SAN FRANCISCO JAZZ COLLECTIVE

XI Festival Internacional de Jazz San Javier

Fecha: 22 de julio de 2008.
Lugar: Auditorio Parque Almansa (San Javier (Murcia)).
SAN FRANCISCO JAZZ COLLECTIVE
Joe Lovano: saxo tenor.
Miguel Zenon: saxo alto.
Dave Douglas: trompeta.
André Hayward: trombón.
Stefon Harris: vibráfono.
René Rosnes: piano.
Matt Penman: contrabajo.
Eric Harland: batería.

Comentario:

Dentro de la programación del festival de jazz de San Javier, la visita del octeto San Francisco Jazz Collective era una de las más esperadas. ¿Motivos?. Todos los que se nos ocurran. Para empezar, la banda esta formada por músicos con un gran prestigio. Es una formación de all stars que se agrupa desde 2004 anualmente alrededor de un proyecto nuevo en el que incorporan temas propios y de otros músicos como Thelonious Monk, John Coltrane u Ornette Coleman. El de 2008 está dedicado al soxofonista Wayne Shorter. El SFJC, (San Francisco Jazz Collective) tiene cinco discos grabados desde su fundación. Joshua Redman fue el director artístico en los comienzos de la banda. En la actualidad es Joe Lovano el que representa ese papel en la dirección.


Más allá de agrupar una formación de grandes talentos y estrellas en torno a lo que podría ser un homenaje a cierto músico o compositor y reflejar individualmente la presencia y calidad de cada uno de sus componentes, la SFJC encuentra, como grupo, una comunión necesaria a nivel sonoro, algo que saben muy bien tratar, cuidar, respetar y conseguir como ninguna otra banda de jazz de los últimos años.

El concierto comenzó con una composición de Eric Harland en la que Lovano realizó una exposición relajada del tema y el primer solo seguido de un pequeño interludio para dar paso al vibrafonista Stefon Harris, de fraseo conciso, elegante y muy atento al desarrollo rítmico y armónico que le prestaban el contrabajo, la batería y el piano. Los primeros arreglos de los vientos aparecieron en forma de un background, impecable en su realización y precediendo a una improvisación de Harland, sutil pero contundente en el manejo de las mazas, al estilo de su gran maestro Elvin Jones. Para el segundo tema del repertorio, la maquinaria del grupo ya estaba al completo con el saxofonista Miguel Zenon, uno de los más destacados en todo el concierto ya que Lovano estuvo gran parte de la actuación en un segundo plano en cuanto a las improvisaciones. Sólo ejecutó dos, suficientes para apreciar en él toda su magistral técnica y buen hacer. Tras una introducción de vientos y la melodía a cargo de la trompeta de Douglas y el saxo tenor de Lovano al unísono, continuaron los solos de Zenón cargados de fraseos del mejor estilo bebop y del trompetista Dave Douglas, que expresaba de forma exuberante sus fraseos dentro y fuera de la tonalidad, invitándonos a pasear por climas abstractos, lo cual aportaba sensaciones y tensiones de gran vigor y fuerza. La tónica estructural y formal de la mayoría de los temas estaba basada en la alternancia de improvisaciones seguidas de arreglos de backgrounds y pequeños interludios a modo de puentes entre los solistas. La primera improvisación del contrabajista Matt Penman sintetizó la estructura del tema en arpegios y líneas de bajo con la complicidad siempre presente de la batería. La reexposición del tema dio paso, casi sin descanso, a una tercera pieza. Esta vez las improvisaciones fueron del trombonista André Hayward y la pianista René Rosnes, destacando esta última con un solo largo que demostró su buen sentido dinámico, sucapacidad improvisatoria y el porqué se ha ganado el pertenecer a una de las bandas más carismáticas del jazz. En el ecuador del concierto un tema deStefon Harris, con introducción al piano, le dio al vibrafonista toda la parte de improvisación apoyado por la sección de ritmo y los arreglos de vientos. Para continuar eligieron una composición de Wayne Shorter, “Footprints”, a tempo de 7/4, con introducción de piano y contrabajo, y la melodía ejecutada con el saxo soprano de Joe Lovano. En este quinto tema destacó la improvisación del trombonista Hayward, de sonido limpio y redondo, y clara afinación, sobre todo en el registro grave de su instrumento. Un ultimo tema de Joe Lovano, a tempo de fast, en el que lo más destacado fue el solo de batería de Harland, puso fin al concierto. El público quizo más y la banda volvió al escenario con un bis cargado de improvisaciones en estructuras cortas de ocho compases donde toda la sección de vientos ocupó un lugar preponderante. Uno a uno y a cual más expresivo, fueron descargando sus ultimas frases en un apoteósico final de concierto.

A lo largo de la noche disfrutamos del mejor jazz que se hace en estos tiempos dentro de los estilos post-bop y modern creative, y en el que lo fundamental no es destacar la labor individual de sus componentes, algo que se da por sentado, sino la unión de varios talentos en pos de conseguir un sonido de grupo escrito con mayúsculas y un tratamiento especial y diferente sobre las composiciones de otros grandes maestros del jazz y las suyas propias.

Texto: © 2008  José Antonio García López
Fotografías: © 2008 Sebastián Mondéjar

domingo, 20 de julio de 2008

JAMES CARTER QUINTET - (XI Festival Internacional de Jazz de San Javier)

JAMES CARTER QUINTET

XI Festival Internacional de Jazz de San Javier

Fecha: 19 de julio de 2008.
Lugar: Auditorio Parque Almansa (San Javier (Murcia)).
JAMES CARTER QUINTET
James Carter: saxos, clarinete bajo y flauta.
Dwight Adams: trompeta.
Gerard Gibbs: piano.
Ralph Armstrong: contrabajo.
Leonard King: batería.

La visita del grupo James Carter Quintet no pasó, ni mucho menos, desapercibida por San Javier, en la once edición de su festival de jazz, sino todo lo contrario. Único concierto en nuestro país y presentación de su último disco Present Tense, grabado con el sello Universal, fue todo un lujo y deleite para los que tuvimos la ocasión de asistir.



El líder del quinteto, James Carter, es uno de los instrumentistas de viento más virtuosos y originales del panorama jazzístico mundial. Su formación le llevó a tomar parte en bandas tan exigentes y arriesgadas como la Lester Bowie Band o la Mingus Big Band, donde tuvo un papel muy destacado gracias a ese virtuosismo del que es capaz. No en vano juega con diferentes instrumentos, desde el saxo tenor, alto, barítono y soprano, hasta el clarinete bajo o la flauta, y en todos ellos utiliza sonidos más allá del extremo de la tesitura de cada uno, un estilo característico con efectos percusivos a modo de staccato sobre la lengüeta o slap  y un lenguaje de jazz clásico y vanguardista a la vez, lo cual le otorga un carácter propio como músico, en lo que se ha dado en llamar jazz progresivo, post bop y jazz de vanguardia.


El proyecto, concebido en principio para una formación de all stars, no fue presentado como tal, debido en parte a la ausencia de alguno de sus componentes, es el caso del anunciado trompetista Curtis Taylor sustituido por un joven Dwight Adams.


Después de presentar al grupo, a cuarteto, se lanzaron con una primera pieza, como introducción del concierto. Tras la exposición de la melodía con el saxo soprano, Carter comenzaba a recrearse en un solo largo, plagado de líneas bebop, donde no faltaron recursos, fraseos y citas del gran precursor de este estilo: Charlie Parker. Los solos se alternaban entre piano, saxofón y batería, en una rueda interminable de ocho compases, para después volver a la reexposición de la pieza. Y así, sin más preámbulos, el grupo daba paso al siguiente tema, “Rapid Shave”, y el líder presentaba al quinto componente de la formación, el trompetista Dwight Adams. La versión “Rapid Shave” es un blues de veinticuatro compases a tempo fast, composición de otro gran saxofonista, Stanley Turrentine, donde ya pudimos apreciar la arrolladora descarga musical a la que nos enfrentábamos. A una breve introducción de piano, contrabajo y batería, le precedía una melodía, esta vez con la flauta de Carter y la trompeta con sordina de Adams, una conjunción de sonidos muy sugerente y bien acoplada. Primer solo para el trompetista, que tardó un poco en hacerse con la dinámica que sus compañeros, ya calientes, le ofrecían. Las bases armónicas y rítmicas aportadas por Gerard Gibbs, Ralph Armstrong y  Leonard King creaban un colchón musical seguro y arropaban cualquier  amago de improvisación en los solos de trompeta y flauta. Para adornar y acabar el tema, King, se introdujo en un mágico solo de batería, contenido y abierto a la vez, apoyado por un suave background de la sección de vientos. La versión de “Tenderly”, una balada standard, con una exposición de la trompeta con sordina, cambiaba por el momento la trayectoria del concierto sumergiendo al público en una atmósfera apacible que invitaba a continuar sentado y escuchar atentamente, sin perder detalle de lo que se gestaba en el escenario. Los solos de piano, saxo tenor y contrabajo con arco dieron paso a una reexposición final de Carter en la que comenzaron a sonar los efectos percusivos, slap, que el músico suele utilizar con frecuencia y que en esta ocasión utilizó para enganchar con el siguiente tema, otro standard, versión funky, esta vez con una introducción de todos los miembros del grupo, imitando la sonoridad tensa y urbana de una calle cualquiera de una gran ciudad como Detroit o Nueva York. La fuerza rítmica y sonora de Armstrong y King se hace omnipresente durante el desarrollo del tema. En el vamp, una forma pedal que a veces se emplea para finalizar algunos temas, las alusiones a piezas clásicas como “Caravan” o “Summertime” acercan al oyente a ese mundo onírico entre el presente y el pasado, entre el jazz de vanguardia y su forma clásica, esta última tan necesaria como fundamento de todo lo nuevo que se hace hoy día en la música de jazz.


Cabe destacar la labor magistral del pianista Gerard Gibbs en todo el concierto y en especial en la balada “Song Of Delilah”, donde aportó todo su buen hacer con el piano, flexibilidad y técnica, elegancia, virtuosismo y hasta ese gran sentido del humor propio de todo buen artista que se precie de tal condición. Para finalizar, un bis a petición del público, el tema de James Carter “Bossa J.C”, incluido en este álbum, levantaba de sus asientos a los presentes en el auditorio con la esperanza de alargar el concierto algo más, dando la sensación de no querer despedirse de este pragmático músico y su grupo.



Un gran concierto en la onda de jazz más vanguardista y contemporánea que hayamos podido ver y escuchar en este festival, aunque por fortuna no el único. Lo cierto es que proyectos así son de agradecer por parte de un público que lejos de la ignorancia, sabe apreciar la buena labor de los músicos que tiene ante sí y sabe valorar un proyecto en la medida en la que los artistas transmiten y se dan con su esfuerzo sobre el escenario.

Texto: © 2008  José Antonio García López
Fotografías: © 2008 Sebastián Mondéjar

viernes, 11 de julio de 2008

ALBORÁN TRÍO / METRO SPECIAL EDITION - (XI Festival Internacional de Jazz San Javier)

ALBORÁN TRÍO / METRO SPECIAL EDITION

XI Festival Internacional de Jazz de San Javier - Murcia

Fecha: 10 de julio de 2008.
Lugar: Auditorio Parque Almansa (San Javier (Murcia)).
ALBORÁN TRÍO / METRO SPECIAL EDITION
Paolo Paliaga: piano
Dino Contenti: contrabajo
Gigi Biolcati: batería

Metro Special Edition:
Randy Brecker: trompeta
Eric Marienthal: saxo alto
Chuck Loeb: guitarra
Mitchel Forman: piano y teclados
Gerald Veasley: bajo eléctrico
Dave Weckl: batería

Doble homenaje en la sesión que ofrecieron, por un lado, el trío italiano Alborán, que dedicó algunos temas al recién desaparecido pianista Esbjörn Svensson, y un recuerdo también para el saxofonista Michael Brecker a cargo del grupo Metro Special Edition, formado por el cuarteto Metro más dos invitados para la ocasión: el trompetista Randy Brecker, hermano del homenajeado, y el saxofonista Eric Marienthal.


Alborán fue el grupo que comenzó la sesión doble con un repertorio a caballo entre su nuevo proyecto, el disco Near Gale, grabado en 2008 y Meltemi, grabado en 2006, ambos bajo el sello discográfico alemán Actúa. Este nuevo proyecto está fundamentado e inspirado, como dice el pianista Paolo Paliaga, en los sabores, colores, y olores del Mediterráneo, su luz, sus gentes, sus paisajes... y todo lo que transmite con su música es precisamente eso. En lo musical, el grupo se abre y experimenta más allá de las estructuras convencionales del jazz, sin olvidar las bases del jazz tradicional, otorgándose un sello distintivo en cuanto a sonido y composiciones.



Conforme transcurría el concierto, fuimos apreciando las cualidades de cada músico. Paolo Paliaga es un pianista con una técnica magistral y un sonido contundente,  percusivo, además de demostrar un buen sentido melódico y dinámico. La interacción entre ellos se advierte constante y necesaria. En el tema “Poinciana” del pianista y compositor Ahmad Jamal, las sugerentes líneas del contrabajo en manos de Contenti completaban la base armónica del piano, contrastando con las variadas formulas rítmicas que Gigi Biolcati introducía, casi más como un percusionista que como el batería que se nos presenta. La música de Alborán tiene ese sabor a nuevo, a fresco, a proyecto meditado y realizado sin prisas, alejado de las pretensiones de la música de mercado, cargado de sensaciones y del carácter propio de ese mar que le rodea y le abriga por todos lados. Toda la magia musical del trío quedo impregnada en el ambiente del auditorio, incluso después de haber tocado aún continuaba oyéndoles en esa memoria inconsciente que todos poseemos. De seguir así, habrá que estar atentos al contenido de sus próximos proyectos. Esta ocasión para verles y escucharles en directo ha sido única en España, dentro de su gira por Europa en el 2008 con motivo de presentar su nuevo álbum. Espero verles pronto por aquí.


Pero como en todo programa doble había que dar paso al siguiente grupo de la noche, Metro Special Edition, un grupo formado a partir del cuarteto de fusion  Metro, fundado por el pianista Mitchel Forman y el guitarrista Chuck Loeb con Gerald Veasley al bajo eléctrico y Dave Weckl a la batería; y la colaboración del trompetista Randy Brecker y el saxofonista Eric Marienthal. El objetivo, un homenaje a uno de los mejores saxofonistas que nos ha dado el jazz y la música moderna, el músico y compositor Michael Brecker.


El repertorio no estaba incluido en un determinado disco editado para la ocasión, sino en temas variados pertenecientes a distintos álbumes de cada uno de los componentes, como los dos primeros temas de Loeb de su disco Express y otros temas de Randy Brecker o del propio Dave Weckl. El concierto pasó por varias fases según iban sucediéndose los temas, debido quizá a la variedad, si no estilística, ya que todo era fusion, sí que se apreciaba en la presencia formal y consecuente carga improvisatoria de cada uno de los músicos, según fuese o no una composición de su propia creación. De la intensidad de una primera fase, donde Chuck Loeb destacó sobremanera con su técnica limpia e impecable y unos solos elocuentes, compartidos con el pianista Mitchell Forman, pasaron a una fase intermedia más cargada de sonidos sinfónicos, debido en parte al uso de efectos de pedal con los que acompañaba e improvisaba Randy Brecker. Más que una trompeta con su timbre natural, parecía un teclado, instrumento que ya estaba presente en la banda en las manos de Forman, con lo cual aportaba colores y matices más cercanos a la confusión que a la fusion, si me permiten la expresión. No obstante no todo fue un uso de la pedalera multiefectos, y el sonido sin efectos que a veces utilizó encajaba como un guante entre la amalgama de sonidos que producían sus compañeros de grupo. Los solos de Brecker contenían una muestra implícita de técnica depurada, una flexibilidad arrolladora, aunque carente de toda elocuencia, algo fríos y poco compactados a nivel sonoro.


Para la última fase del concierto, retomaron el estilo con una pieza de Eric Marienthal, un blues menor con el que el saxofonista volvía a las intensidades propias del jazz de fusion, largos solos rítmicos y fraseos interválicos apoyados por las líneas de bajo de Gerald Veasley, a lo Pastorius, y la batería de Dave Weckl, precisión y fuerza, que juntos aportaban el groove  necesario en cada composición.


Dos conciertos muy diferentes en cuanto a estilos y contenidos, pero con un denominador común: el recuerdo de dos grandes músicos que de alguna manera siguen y seguirán estando presentes en el mundo de la música.


Texto: © 2008  José Antonio García López
Fotografías: © 2008 Sebastián Mondéjar

sábado, 5 de julio de 2008

SARA LAZARUS / ARTURO SANDOVAL - (XI Festival Internacional de Jazz San Javier)

SARA LAZARUS / ARTURO SANDOVAL

XI Festival Internacional de Jazz de San Javier - Murcia

Fecha: 04 de julio de 2008.
Lugar: Auditorio Parque Almansa (San Javier (Murcia)).
SARA LAZARUS / ARTURO SANDOVAL
Sara Lazarus:
Sara Lazarus: voz.
Alain Jean-Marie: piano.
Nicolas Rageau: bajo.
Philippe Soirat: batería.

Arturo Sandoval:
Arturo Sandoval: trompeta.
Felipe Lamoglia: saxo tenor y Akai EWI.
Antonio Pérez: piano.
Armando Gola: bajo.
Alexis Arce: batería.
Philbert Armenteros: percusión.

Segundo día de conciertos en el Festival de Jazz de San Javier con la actuación de Arturo Sandoval como plato fuerte de la noche y el grupo de la cantante americana Sara Lazarus para dar entrada al programa.

El cuarteto de Sara Lazarus nos dejó un repertorio entre temas propios de su primer álbum Give Me The Simple Life y standards de jazz como “Let’s Do It” de Cole Porter, “The Thrill Is Gone” o “Chega de Saudade” de Antonio Carlos Jobim.


La constante interacción de los músicos entre sí proporcionaba a Lazarus una sugerente base armónica y rítmica, que supo aprovechar para incluir diferentes registros en largos solos de improvisación con la voz, scat singings. La mayor carga improvisatoria recayó sobre el pianista francés Alain Jean-Marie, con una técnica depurada y el concepto claro de pertenecer a un proyecto vocal, sin alardes o demasiada presencia en el grupo. Con el tema “Once Upon A Summertime”, un tema a 3/4, quiso homenajear al compositor francés Michel Legrand. Un último tema bis a petición del público, a tempo fast, finalizaba este concierto para dar paso al grupo más esperado de la noche. Un grupo liderado por uno de los más versátiles trompetistas que nos ha dado la música, Arturo Sandoval.

Hablar de Arturo Sandoval es hablar de la historia viva del jazz cubano y de la música en general, ya que también tiene aportaciones dentro del campo de la música clásica.


En esta ocasión visitaba el festival después de nueve años de su paso anterior por San Javier, con una banda de músicos todos cubanos y con un nuevo proyecto llamado Rumba Palace, disco ganador de un Grammy reciente.

El público recibió al grupo con calurosos aplausos y ya con el primer tema en marcha, la descarga musical, a modo de introducción del concierto, inundaba de sonidos el auditorio y nos paseaba por distintas variaciones rítmicas y estilísticas que unían el jazz latino con bebop, boleros y pasajes de música clásica. En el escenario, Arturo Sandoval  se muestra como lo que es, un multi-instrumentista, un hombre pleno en lo musical, pasional y latino. Si deja de tocar la trompeta en un tema es para coger los teclados o los timbales, dirigir a sus músicos, conectar con el público... y volver de nuevo sin respiro a sus solos cargados de líneas bebop a lo Dizzy Gillespie, cuando se trata de ese estilo de tempos altos o fast, que suele adornar con el registro de notas sobreagudas y una flexibilidad técnica arrolladora. En el tercer tema, los solos de trompeta, saxo tenor y piano se alternaban en una estructura de doce compases de modo vertiginoso para después crear intensidades sonoras en las que participaba toda la banda, sin dejar un hueco apenas. En esta parte del concierto, Sandoval demostró su faceta vocal cantando frases estilo hip-hop y solos con la voz, imitando desde un trombón hasta un contrabajo o su propia trompeta. Una introducción con el teclado al estilo funky daba paso a una exposición melódica cantada a ritmo de bolero para luego retomar el ritmo inicial en los solos con una estructura armónica pedal. Todo es creatividad musical en el más puro sentido.


Cabe destacar la compañía del saxofonista Felipe Lamoglia, que utilizó el instrumento Akai EWI para tocar algunos arreglos en los temas y aportaba al grupo un lenguaje elocuente y quizá menos visceral como equilibrio necesario en esa balanza sonora que requiere toda formación, en este caso la de Arturo Sandoval. Sin olvidar la gran labor del percusionista Philbert Armenteros, un acierto como integrante de la banda en la que se rodea de todo tipo instrumentos percusivos como timbales, congas, platos.... que aportan ese característico color sonoro afro-caribeño. Para el bis final escogieron un tema pedal hasta conseguir que bailara todo el auditorio con lo que el público quedaba más que satisfecho.

Tras la descarga cubana, el silencio se hace raro. Esperemos volver a verles por aquí, en otra ocasión y quizá con un nuevo proyecto.

Texto y fotografías: © 2008  José Antonio García López