miércoles, 18 de noviembre de 2009

JOHN SCOFIELD & THE PIETY STREET BAND - (29 Cartagena Jazz Festival)

JOHN SCOFIELD & THE PIETY STREET BAND
29 Cartagena Jazz Festival

Fecha: 14 de noviembre de 2009.
Lugar: Nuevo Teatro Circo (Cartagena, Murcia).
JOHN SCOFIELD & THE PIETY STREET BAND
John Scofield: guitarra eléctrica, voz, percusión.
Jon Cleary: piano, órgano, voz, guitarra, percusión.
George Porter Jr: bajo eléctrico, voz, percusión.
Terence Higgins: batería, percusión.





Un concierto cargado de nuevas emociones y sorpresas el que nos ofreció el guitarrista de jazz John Scofield en la ciudad de Cartagena. En esta ocasión vino acompañado por The Piety Street Band y con un regalo en el bolsillo, su nuevo disco Piety Street grabado en el con el sello discográfico Emarcy, un trabajo que recoge estilos que van desde el blues hasta el gospel, con algunas reminiscencias incluso de reggae y de jazz-funk, algo a lo que no nos tiene acostumbrados si tenemos en cuenta su larga carrera y discografía como músico de jazz. Esta conjunción de estilos diferentes en un mismo proyecto demuestra lo versátil que puede ser el veterano guitarrista a la hora de mostrar sus cualidades, capaz de adaptarse a nuevas funciones, pero manteniéndose fiel a sí mismo y a su forma de entender la música.


Tuve la oportunidad de escuchar este mismo proyecto en directo unos meses antes de la grabación, y entonces ya me pareció un trabajo distinto y curioso, pero sobre todo honesto. Los músicos que completaban el resto de la banda no anduvieron escasos de recursos, conocían bien los intrincados caminos por donde Scofield suele adentrarse en sus solos y nadaron como pez en el agua en los diferentes estilos. El pianista Jon Cleary es la voz principal en todos los temas; alternó este papel con el piano y un órgano Hammond que recordó el sonido característico e insustituible de este instrumento en el estilo blues. Con el soporte armónico de Cleary y una contundente e impecable sección rítmica en manos del bajista George Porter Jr y el baterista Terence Higgins, la maquinaria se puso en marcha, casi al rojo vivo. Scofield no paró ni un segundo; arreglos, voicings, líneas interválicas, efectos de pedal, voces y un sinfín de recursos y capacidades musicales dignas de mencionar en uno de los más sobresalientes guitarristas que nos ha dado el jazz contemporáneo.


Nueve fueron las piezas de su último disco incluidas en el repertorio, que comenzó con el tema que encabeza el proyecto “That’s Enough", un blues de 32 compases, preámbulo de lo que sería a posteriori el resto del concierto. Continuaron con otro blues, “Never Turn Back”, con coros incluidos de Scofield, que desarrollaron con un sistemático ritmo funky marcado por la batería de Higgins y el bajo eléctrico de Porter, conciso y muy consistente en su ejecución, lo suficiente para mantener con sus compañeros el continuo groove tan necesario en cada tema. La fusión de estilos country y reggae en el tema “I’ll Fly Hawai” daba ese toque divertido y sencillo de la canción rural. “The Old Ship Of Zion” relajó por momentos el ambiente con un tempo lento y amplios fraseos de la guitarra de Scofield. La voz de Porter acompañó a la del pianista en “Something’s Got A Hold On Me”, en una mezcla de blues armónico y letra cantada al estilo gospel de la vieja Nueva Orleáns, ciudad siempre presente en el origen de la música de jazz. Sonaron también canciones como “Walk With Me” y la conmovedora balada “The Angel Of Death”, que puso la piel de gallina a más de uno de los presentes. Tras los aplausos insistentes del público la banda se despidió con un bis, “It’s A Big Army”, en el que Jon Cleary tuvo un mano a mano a guitarras con Scofield en un dialogo musical exquisito y prolongado de preguntas y respuestas, de gran energía, hasta llegar al unísono.


En resumen un concierto vigoroso y muy placentero para un público que, en pie, supo agradecer el trabajo realizado de toda la banda y en especial de este infatigable guitarrista que es John Scofield. ¡Larga vida al maestro de maestros!


Texto: © 2009 José Antonio García López

Fotografías: © 2009 Rafa Márquez 

lunes, 16 de noviembre de 2009

CASSANDRA WILSON - (29 Cartagena Jazz Festival)

CASSANDRA WILSON

29 Cartagena Jazz Festival

Fecha: 14 de noviembre de 2009.
Lugar: Nuevo Teatro Circo (Cartagena, Murcia).
CASSANDRA WILSON
Cassandra Wilson: voz.
Jonathan Batiste: piano.
Marvin Sewell: guitarra eléctrica.
Reginald Veal: contrabajo.
Herlin Reily: batería.
Lekan Babalola: percusión.




El origen musical de algunos artistas puede desvelar la base esencial de su música, y en el caso de la cantante estadounidense de jazz Cassandra Wilson (Jackson, 1955), el encuentro con la esencia de este género musical se ha convertido en un estilo propio y muy personal. La ya larga carrera de la cantante, en la cual ha experimentado con una gran variedad de estilos, desde el blues hasta el hip hop, toma desde hace unos años, a partir de su disco Blue Light 'Til Dawn (1993) grabado con el sello discográfico Blue Note, un giro progresivo hacia un estilo individual, de fusion, apoyado en las raíces del jazz, en estilos como el folk, el country, o el blues. La improvisación con la voz y la descomposición de las formas musicales se han hecho elementos fundamentales y forman parte de casi todas las composiciones creadas por la cantante, así como de las versiones que realiza sobre temas de otros músicos.



Acompañada por una magnifica banda de músicos, muy atentos al desarrollo que imprime la cantante en sus temas, y después de una larga introducción, Wilson abrió el concierto con el standard clásico de Duke Ellington “Caravan”, basado en un ritmo afro de 4/4, en el que aportó nuevas y elegantes texturas, siempre bajo el prisma subjetivo que le define como una cantante diferente. Lejos de abarcar toda la atención individual, como líder que es, sabe compartir toda la carga musical con los demás componentes de su grupo, invitándoles a participar en los momentos de más intensidad, arropándose en los diversos sonidos y colores que salen de sus instrumentos, compartiendo su estado emocional y la actitud de darlo todo en el directo. El pianista Jonathan Batiste fue uno de los más destacados por su ejecución limpia, al estilo clásico de los grandes pianistas como Oscar Peterson, algo que cuadraba perfectamente dentro de esa fusión tan singular creada por la banda. Batiste se expresó con fuerza en los solos, creando momentos de gran intensidad frente a un Marvin Sewell casi desapercibido, de no ser por los etéreos arreglos con los que decoró gran parte de los temas, por ese sonido característico que saca de su pedalera de efectos y por el uso de la técnica slide o bottleneck en su guitarra. La sección rítmica formada por Veal, Reily y Babalola trabajó como un todo, unidos en mantener un vivo y constante groove necesario en cada tema. Baterista y percusionista tuvieron también la oportunidad de mostrar sus capacidades musicales en un diálogo mano a mano que protagonizaron casi al final de la velada.




Con un último disco bajo el brazo, Loverly (grabado en 2008 con el mismo sello Blue Note), la cantante incluyó en el repertorio buena parte de los temas que aparecen en este álbum. Así sonaron piezas como “Sleepin’ Bee” a swing medio, o el mágico “St. James Infirmary". El clímax llegó con "Black Orpheus", de Luis Bonfá, en el que la veterana vocalista manifestó su faceta más cálida y un dominio total sobre los ambientes tan peculiares que sabe crear. Para finalizar tocaron “‘Til There Was You”, tema que versionaron en su día los siempre perdurables The Beatles y otros.


El público quería más, un bis, parecía que los 70 minutos de concierto eran insuficientes, pero esta vez no pudo ser, quizá porque ese día hubo doble sesión con otro de los grandes del jazz.

Texto: © 2009 José Antonio García López 
Fotografías: © 2009 Rafa Márquez

sábado, 14 de noviembre de 2009

BRAD MEHLDAU TRIO - (29 Cartagena Jazz Festival)

BRAD MEHLDAU TRIO

29 Cartagena Jazz Festival

Fecha: 12 de noviembre de 2009.
Lugar: Nuevo Teatro Circo (Cartagena, Murcia).
BRAD MEHLDAU TRIO
Brad Mehldau: piano.
Larry Grenadier: contrabajo.
Jeff Ballard: batería.

El concierto de Brad Mehldau en Cartagena se anunciaba como uno de los más interesantes de la programación del festival, y así fue. Excepto por la anécdota que protagonizó el propio Mehldau con un fotógrafo que se saltó la regla impuesta de no hacer fotos durante el concierto, una regla que supuestamente conocían todos los reporteros que fueron a cubrir el evento. El pianista tuvo que parar la introducción del cuarto tema y levantarse del piano e ir hacia el sujeto en cuestión y explicárselo, mandándole a paseo con pocas y malas palabras. La verdad es que, aunque un poco desorbitada, entiendo la reacción del pianista. ¿Por qué aguantar el sonido del click de la cámara fotográfica sonando más que las notas del piano o incluso que el sonido del platillo de la batería?. Creo que fue engorroso e inoportuno el estar ahí, a tres o cuatro metros de los músicos, tirando fotos como un descosido, más teniendo en cuenta el tipo de música que el trío desarrolla, en acústico, con volúmenes bajos, casi sin amplificar y a veces imperceptibles. La música de Mehldau necesita del silencio del público y es esto quizá lo que menos respetan algunos. Por favor, en un concierto así, se debería prohibir hasta las bolsas de patatas, como se prohíbe otras cosas que son necesarias para el buen desarrollo del espectáculo. Con las aprobaciones y desaprobaciones de parte del público por lo sucedido, el murmullo que se creó fue a menos y pudimos seguir disfrutando de la velada.

Un concierto musicalmente impecable en cuanto a realización y sonido es lo que se espera cuando tienes delante, en el escenario, a tres grandes músicos de jazz. Desde el inicio del primer tema ya se adivinó la sobriedad y la seriedad con la que afrontaron la actuación; son unos profesionales en su trabajo. El grupo puede parecer un tanto cerrado y hermético por el hecho de componerse de solo tres músicos, pero esta idea se disipa cuando les escuchas interactuando entre ellos. Todos tienen su espacio musical y puntual en el desarrollo que pueda tener cada tema, como requiere el pianista, pero en ese aporte personal de cada uno también encontramos la forma singular e independiente de tocar de sus dos compañeros de grupo. Larry Grenadier es uno de los contrabajistas de jazz más destacados en la actualidad. Su aportación en el trío de Mehldau es fundamental, es él quien lleva la mayor parte de la carga rítmica y arropa con gran intuición todas las melodías e improvisaciones del líder. Por otro lado la interacción de Jeff Ballard con el contrabajista consolidó una base rítmica muy segura, sobre la cual navegaban los pasajes y fraseos de Mehldau. Ballard es un maestro en aguantar procesos musicales con movimientos contenidos y al contrario, como pudo demostrar con el único solo de batería que realizó en el concierto.

Muchas de las piezas elegidas para el repertorio pertenecen a su último disco llamado Brad Mehldau Trio Live, grabado en marzo de 2008 y editado por el sello discográfico Nonesuch Records. Así sonaron temas como “Wonderwall”, “O que será” de Chico Buarque o “More Than You Know”, con estilos diversos pasando desde el post-bop hasta el hard-bop y recogiendo influencias de otros estilos.

Un magnífico concierto, a pesar de lo ocurrido en el ecuador de los apenas 70 minutos que duró. Al final hubo muchos aplausos y peticiones de un bis que nunca llegó, es fácil imaginar por qué. No sé si el resto de los asistentes merecíamos ese trato casi despectivo, creo que no. No creo que una mayoría tenga que pagar los platos rotos de esa otra minoría que no sabe estar en un concierto de tanta categoría y calidad musical.

Texto: © 2009 José Antonio García López

domingo, 8 de noviembre de 2009

HIROMI QUARTET - (29 Cartagena Jazz Festival)

HIROMI QUARTET

29 Cartagena Jazz Festival

Fecha: 7 de noviembre de 2009.
Lugar: Nuevo Teatro Circo (Cartagena, Murcia).
Componentes:
Hiromi Uehara: teclados y piano.
John Shannon: guitarra eléctrica
Tony Grey: bajo eléctrico.
Mauricio Zottarelli: batería.




Aforo completo en el concierto que ofreció el cuarteto de la pianista japonesa Hiromi Uehara, en Cartagena.



Las influencias en la pianista son muchas, desde la música clásica hasta el jazz o el rock de los 70, así que su música no esta determinada hacia un estilo concreto, como bien ha expresado ella misma en alguna ocasión, y a falta de etiquetas no voy a ser yo quien la defina en un tipo de música u otro.

En esta ocasión no estuvo acompañada por su banda Sonicbloom, sino por el trío formado por el guitarrista John Shannon, el bajista Tony Grey y el baterista Mauricio Zottarelli. John Shannon demostró con creces sus características musicales. Mantuvo el nivel exigido y contribuyó en buena manera con nuevos sonidos en los arreglos, voicings y armonías. Por otro lado la interacción del bajista Tony Grey con Zottarelli aseguró una base rítmica de gran fuerza y dinamismo, elementos que se suelen dar en la mayoría de los conciertos de Hiromi. Mauricio Zottarelli demostró precisión, destreza y buen hacer. Prueba de ello fueron los diálogos rítmicos que mantuvo con la pianista, logrando momentos de gran intensidad.


El concierto se desarrolló con gran parte de los temas contenidos en su último disco como líder, llamado Beyond Standard y grabado en el 2008 con el sello discográfico Telarc. Sonaron temas como “My Favorite Things” de Richard Rodgers, donde la variación rítmica del 7/4 en la parte A del tema daba un empuje y dinámica contundente al desarrollo vertiginoso que con frecuencia imprime Hiromi Uehara en sus temas. Cabe destacar la gran labor del bajista Tony Grey, impecable y sólido en la ejecución, el más cómplice y atento a las iniciativas de la líder durante el concierto. Otro standard, el conocido “Caravan” de Duke Ellington, sonó, pero esta vez con un desarrollo más abstracto en la interpretación y sobre todo en los solos de improvisación. El uso del sintetizador, en los arreglos, rememoró el sonido característico de estilos como el jazz rock de épocas anteriores.



Hiromi Uehara volvió a levantar de sus asientos a un público contagiado de su energía y sobre todo de su actitud hacia la música. El último tema a modo de bis fue “The Tom And Jerry Show”, un rhythm changes que realizó sola al piano, divertido y arrollador, como la personalidad de la intérprete.

Texto: © 2009 José Antonio García López
Fotografías: © 2009 Rafa Márquez

miércoles, 15 de julio de 2009

CTI ALL STARS BAND - (XII Festival Internacional de Jazz San Javier)

CTI ALL STARS BAND

XII Festival Internacional de Jazz San Javier

Fecha: 14 de julio de 2009.
Lugar: Auditorio Parque Almansa (San Javier, Murcia).
CTI ALL STARS BAND
Hubert Laws: flauta travesera.
Bill Evans: saxos tenor y soprano.
Randy Brecker: trompeta.
Russell Malone: guitarra eléctrica.
Niels Lan Doky: piano.
Mark Egan: bajo eléctrico.
Jeff “Tain” Watts: batería.
Airto Moreira: percusión.
Flora Purim: voz.
Creed Taylor: mesa y sonido.




La jornada del 14 de julio en el XII Festival de Jazz de San Javier estuvo dedicada al recuerdo de una época en la que surgieron estilos dentro del jazz como el jazz fusion, y a homenajear al productor Creed Taylor. Como representantes de este estilo tuvimos la ocasión de escuchar la música hecha por la formación llamada CTI All Stars Band, integrada por un elenco de músicos de primer orden, reunidos por Creed Taylor, creador de sellos como Impulse y CTI Records. Taylor fue el productor que revolucionó, junto a otros, el sonido del jazz en la década de los años 70 e impulsó este estilo, incluso, cambiando la estética de los álbumes, con nuevos conceptos creativos. La noche del concierto no se separó ni un momento de la mesa de sonido, lo cual influyó, y mucho, en el desarrollo sonoro de la velada, todo un lujo.

            

El tema “Red Clay”, del trompetista Freddie Hubbard, fue el elegido para iniciar el concierto. A la exposición del tema, con la sección de vientos, le sucedieron los primeros solos improvisados. Primero Randy Brecker a tempo de swing medio, con un solo poco recurrente pero efectivo, sin demasiadas complicaciones, casi a modo de calentamiento. Tras el trompetista, la flauta travesera de Hubert Laws sonó templada, delicada y dulce. La improvisación de Bill Evans encontró una variante rítmica hacia el reggae, que se fusionó como un guante con la ejecución de su solo, basado en líneas pentatónicas y fraseos interválicos perfectamente integrados con el ritmo que le proporcionaron sus compañeros. También tuvo su espacio de improvisación la batería de Jeff “Tain” Watts, que compartió su solo con el percusionista Airto Moreira. La sesión continuó con “Road Song”, de Wes Montgomery, cuya exposición estuvo a cargo del guitarrista Russell Malone, que se vio algo descompensado, en un principio, por la falta de volumen en su guitarra, circunstancia que no tardaron mucho tiempo en resolver, problema que también compartió el bajista Mark Egan, cuyo sonido dejó bastante que desear, y por lo que tardó casi tres temas en acoplarse a la banda, bastante más tarde de lo deseado. Lo más destacable fue el solo del pianista danés Niels Lan Doky, que logró reavivar la dinámica del tema, con el sonido de su teclado y sus fraseos audaces y sugerentes. La presencia de Malone en la banda pasó casi desapercibida, excepto por su improvisación en el tema siguiente: “Bimbe Blues”, un blues original compuesto y arreglado por el flautista Hubert Laws, en el que el guitarrista pudo conseguir estar a la altura de sus compañeros en cuanto a volumen de sonido. Su improvisación, de sonido aterciopelado y oscuro, estilo Montgomery, contrastó dentro de la banda, dándole un carácter de un estilo algo más orientado hacia el blues.


A partir de este punto del concierto, casi en el ecuador del mismo, hubo un cambio hacia un estilo de fusión con la bossa y los ritmos afro-brasileños, en el que el protagonista principal fue el gran percusionista Airto Moreira. La canción “Mister Auda”, con una introducción cantada y acompañada solo de sus muchos instrumentos (congas, timbales, cencerros, cascabeles, caracolas y platos, que sonaron a madre selva), nos introdujo por mundos sonoros exóticos, todo ello como preámbulo a la salida en escena de la cantante brasileña Flora Purim. La canción “San Francisco River”, compuesta por ella con tan sólo doce años de edad, fue el único acto de presencia y colaboración que protagonizó en la banda, lo cual supo más bien a poco. Acto seguido, Hubert Laws, como portavoz del grupo, presentó al productor homenajeado, Creed Taylor, que se encontraba en la sala, como se ha comentado, al mando del sonido. El flautista, para continuar con el giro que había dado el concierto, presentó “Corcovado” de Antonio Carlos Jobim, y nos habló de su experiencia musical con el gran compositor brasileño. Una pieza corta, apenas tres minutos, que dejó al público relajado y muy atento, aunque algo desconcertado ante lo que acontecía.



Para despedir la velada el director y responsable musical de la banda, Bill Evans, creó otro punto de inflexión y dio un nuevo giro a la dinámica del concierto, con una introducción en solitario del tema “Ruttletrap”, cargada de fuerza y virtuosismo, como mostraba la velocidad y limpieza de sus fraseos. El bis de rigor, a petición del público, fue “Sueak”, en el que destacaron todos los solistas, creando una fuerte dinámica entre ellos, sucediéndose en solos de improvisación vertiginosos en un juego de compases alternados y al unísono. Excepto por los problemas técnicos de sonido con algunos instrumentos, guitarra y bajo, en el principio del concierto, algo que se solucionó en el transcurso del mismo, hubo sus momentos álgidos, en los que revivimos un estilo que aún resuena y se cultiva dentro de este género musical que es el jazz.


Texto: © 2009 José Antonio García López
Fotografías: © 2009 Sebastián Mondéjar

jueves, 9 de julio de 2009

CHRISTIAN McBRIDE QUINTET - (XII Festival Internacional de Jazz San Javier)

CHRISTIAN McBRIDE QUINTET

XII Festival Internacional de Jazz San Javier

Fecha: 8 de julio de 2009.
Lugar: Auditorio Parque Almansa (San Javier, Murcia).
CHRISTIAN McBRIDE QUINTET
Christian McBride: contrabajo.
Steve Wilson: saxo alto y soprano.
Warren Wolf: vibráfono.
Peter Martin: piano.
Ulisses Owens: batería.

Cuando uno tiene la ocasión de ir a un concierto en el que puede escuchar y ver el trabajo de un grupo como el Christian McBride Quintet, con un proyecto recién estrenado bajo el brazo (el álbum Kind Of Brown, presentado con el nombre de Christian McBride And Inside Straight y editado en 2009 por el sello discográfico Mac Avenue), la posibilidad de estar ante algo único y salir recompensado es muy alta. Esta es la sensación que tuve con el impecable quinteto de McBride, uno de los grupos contemporáneos más compactos y solicitados del momento en la escena del jazz mundial. El nombre del álbum es un homenaje a Ray Brown, uno de los más grandes contrabajistas de jazz de todos los tiempos, cuyas influencias en el contrabajista de Filadelfia son bastante notorias (así como las de otro gran maestro: Paul Chambers). El quinteto quedaba completo con la compañía de cuatro excelentes músicos, dos de los cuales, Steve Wilson y Warren Wolf, participaron en la grabación. La nómina estaba completada por los veteranos Peter Martin (en sustitución de Eric Reed) al piano, y Steve Wilson con el saxo alto y el soprano, así como dos músicos pertenecientes a la siguiente generación: Ulisses Owens, que sustituyó a Carl Allen, a la batería, y el vibrafonista Warren Wolf, ambos con una joven pero ya dilatada carrera musical.


El hecho de no estar presentes en el escenario los mismos músicos que han colaborado en la grabación no influyó negativamente en el desarrollo del concierto: la fuerza en las dinámicas internas que se crearon en cada tema, la interacción entre los músicos, la ejecución clara y concisa. Estos elementos se dieron durante algo más de una hora y veinte minutos, de manera natural, fundidos como en una perfecta aleación sonora. En este caso no hubo ninguna duda, ya que el grupo demostró con creces lo que de verdad y sinceridad tiene el trabajo bien realizado, asimilado e interiorizado por cada uno de ellos. Una señal inequívoca y dato curioso, para demostrar lo anterior, fue la ausencia de atriles en el escenario, ni uno solo, o de cualquier apunte, partitura, guía armónica o papel, lo cual indica que estamos ante un proyecto muy elaborado y cargado de una fuerte complicidad entre todos los componentes de la banda.


El inicio del concierto, hasta llegar al tercer tema con la balada “Starbeam”, fue contundente y arrollador, con exposiciones a trío, saxo alto, piano y vibráfono, al unísono y en perfecta conjunción. Los solos de Steve Wilson, fueron ejecutados con una técnica elegante y virtuosa, demostrando su buen dominio del instrumento y de la improvisación, con fraseos largos y elocuentes. De un swing de 4/4, en el primer tema, pasaron a un estilo más be-bop, con tempos altos, en los que el vibrafonista Warren Wolf, mostró toda su habilidad y limpia ejecución en la improvisación. Este tema fue el elegido también por Ulisses Owens para el único solo que realizó en todo el concierto, único pero más que suficiente para apreciar en su forma de tocar buena pegada de caja y ritmo impecable. Owens demostró ser merecedor del puesto que ocupaba en lugar de Carl Allen.


“Starbeam” fue el tema en el que McBride marcó su primera improvisación. Con un gran despliegue melódico nos hizo navegar por sus mundos sonoros con una poderosa técnica, salvando las dificultades, tan laboriosas, del instrumento que toca. Sin olvidar la perfecta afinación que consigue en el contrabajo, algo a veces difícil de conseguir, porque no olvidemos, entre otros aspectos, que este instrumento no tiene trastes en el mástil y requiere una ejecución muy precisa. La improvisación de Wilson con el saxo soprano fue un paseo por la sutilidad y el esmerado cuidado que pone en su sonido, amplio y profundo. Transmitió nuevas sensaciones y colores entre la amalgama de notas y sonidos de sus compañeros. El concierto continuó con otra balada, “Sophisticated Lady” de Duke Ellington, esta vez a trío de piano, contrabajo y batería. Tras una larga introducción del tema con el contrabajo y una exposición de la melodía con el piano, los solos de ambos se sucedieron. Peter Martin regaló en este tema un solo de improvisación sublime y tocó el piano con destreza, sobre todo de su mano izquierda, flexible e inquieta.


La sesión finalizó, además del bis, con otro tema incluido en su último álbum Kind Of Brown: el blues “Used ’Ta Could”, un 3/4, a tempo de vals. Wilson y Wolf volvieron al escenario y, tras la exposición del tema, se introdujeron en una sucesión de solos e intercambiaron fraseos en estructuras de cuatro, tres, dos y un compás, hasta llegar a un unísono que embriagó al oyente y llenó con toda su fuerza el espacio musical, logrando que el auditorio vibrara con ellos. El corto bis de despedida relajó, en cierto modo, las ansias del público de continuar con el concierto y, aunque hubo quien esperó en vano que volvieran a salir y tocar, la mayoría nos fuimos de allí con el pensamiento aún envuelto en el sonido y con la sensación de haber presenciado uno de los conciertos más cuidados en cuanto a su esmerada realización y laboriosidad, inherentes a todo buen proyecto que se precie como tal.

Texto: © 2009 José Antonio García López
Fotografías: © 2009 Sebastián Mondéjar

domingo, 5 de julio de 2009

RON CARTER QUINTET - (XII Festival Internacional de Jazz San Javier)

RON CARTER QUINTET

XII Festival Internacional de Jazz San Javier

Fecha: 4 de julio de 2009.
Lugar: Auditorio Parque Almansa (San Javier, Murcia).
RON CARTER QUINTET
Ron Carter: contrabajo
Stephen Scott: piano.
Giulherme Monteiro: guitarra.
Rolando Morales-Matos: percusión.
Payton Crossley: batería.



Gran expectación en el concierto de uno de los contrabajistas más emblemáticos e inspiradores de la historia del jazz: Ron Carter. Sus proyectos como líder y anteriormente como colaborador en los años 60, junto a Thelonious Monk y Don Ellis o como integrante del famoso quinteto de Miles Davis, así lo avalan. La contemplación, el silencio y la entrega del público fue una de las claves necesarias ante la exposición musical que tuvo lugar en el escenario del Auditorio Parque Almansa de San Javier, con un aforo casi completo. Para esta ocasión, el contrabajista venia acompañado de cuatro excelentes músicos, dos de ellos brasileños, algunos de los cuales han participado en la grabación de su ultimo álbum, Jazz & Bossa, editado en 2008 por el sello discográfico Blue Note.


No es algo nuevo, pero si trascendental, la mirada que ha dirigido Carter hacia la música brasileña y en especial a la bossa durante su larga carrera. De hecho su último disco es casi una recopilación de temas de algunos discos anteriores en su encuentro con este estilo, versioneados de manera diferente en cuanto a estructuras y sonoridad. Discos como Patrao, (1980, Milestone/OJC), Carnaval, (1990, Fantasy) y Orfeu, (1999, Blue Note), son un ejemplo de su encuentro con esta música. El quinteto incluyó también en su repertorio algunos standards como “Seven Steps To Heaven”, “But Not For Me” y “My Funny Valentine”, en los que la variación rítmica entre el swing y la bossa fluyó como una constante. Este concepto se hace evidente en la manera de afrontar unos temas concebidos como tal, con un tempo de bossa, pero tratados siempre con las formulas estructurales y rítmicas del jazz más genuino, sobre todo en manos de este gran maestro.


Algo significativo, que ya he observado en otros conciertos de Ron Carter, fue la manera de concebir el concierto como un todo, ya que utilizó la forma musical clásica de una suite para enlazar los seis primeros temas, a golpe de contrabajo, encontrando la melodía que iniciaba el siguiente tema, sin espacios entre el final de una composición y el comienzo de otra, cerrando el circulo con la repetición del primer tema, que fue más una introducción y presentación de la forma musical, para completarla. Temas como “Ah Rio”, “Obrigado”, o “Chega de saudade” y “Wave”, estos dos últimos en homenaje a Jobim, fueron realizados de forma encadenada, como en un viaje sin paradas, envueltos en una misma piel hecha de bossa y jazz. La fuerza rítmica de los tempos quebrados, en manos de Payton Crossley y sobre todo del percusionista Rolando Morales-Matos, que aportaba con total entrega y sin apenas descanso toda una descarga de matices sonoros, junto a la riqueza armónica en manos del pianista Giulherme Scott y la guitarra sutil  del brasileño Monteiro, resultaba de lo más embriagador y mágico de lo que uno pueda imaginar. Lo importante no es la música que hacen, sino como la hacen… En un gesto de agradecimiento hacia el público y con un sentido del humor que parece ser innato en su personalidad y calidad humana, Carter lanza una moneda imaginaria al aire y ofrece un bis antes de que el público se lo pida. Un último blues, que no sonó a despedida, sino más bien dejaba un halo de continuidad sonora y espiritual en el interior de cada uno de nosotros.


Hubo un antes y un después en el concierto de Ron Carter, una sensación casi unánime de sentirte como mejor persona ante tal derroche, dicho en el buen sentido, de sinceridad, honestidad, equilibrio, buen hacer, fuerza, gracia, sutilidad, en fin, todas esas cualidades que deberían estar presentes en la vida, en nuestra relación con el mundo que nos rodea, en el arte en general y en particular en la música, algo que no siempre se transmite porque no se da, y no se da porque no se tiene. Él sí posee estas cualidades y las ofrece con una elegancia natural  y una sabiduría genuina e irresistible.



Texto: © 2009 José Antonio García López
Fotografías: © 2009 Sebastián Mondéjar

sábado, 7 de marzo de 2009

ENRIC PEIDRO QUARTET - (Jazzazza Jazz Club)

ENRIC PEIDRO QUARTET

Jazzazza - Murcia
Fecha: 6 de marzo de 2009.
Lugar: Jazzazza Jazz Club
ENRIC PEIDRO QUARTET
Enric Peidro: saxo tenor.
Santiago Reyes: guitarra eléctrica
Amadeo Adell: contrabajo.
Jeff Jerolamon: batería.




Buena asistencia de aficionados en Jazzazza con motivo de la visita del cuarteto de Enric Peidro. El saxofonista actuó acompañado del veterano guitarrista Santiago Reyes, el contrabajista Amadeo Adell (en sustitución del anunciado Jordi Vilà) y Jeff Jerolamon en la batería.

El concierto, fundamentado en los estilos del jazz tradicional, se realizó en dos partes. La primera comenzó con el tema “Kitty” del saxofonista Ben Webster y el trompetista Harry Edison, en el que los músicos desarrollaron varias ruedas de improvisación con la guitarra, el saxofón, el contrabajo y la batería, alternando, con esta última, algunos solos de cuatro compases dentro de la estructura del tema. Un primer tema en el que ya se apreciaron los diferentes lenguajes de los dos principales solistas: el de Santiago Reyes, con un formato lírico, cercano a las corrientes del bebop, y un Enric Peidro, más influido por el estilo swing de los grandes saxofonístas como Coleman Hawkins o Lester Young. Para la segunda pieza del repertorio calentaron el ambiente con un tema de Young que, en palabras de Peidro, definía el estilo del grupo que predominaría en todo el concierto. A la exposición del saxofón en un tempo alto de swing, le precedió la primera descarga improvisatoria de Peidro, con un carácter contundente, seguro y pleno de fuerza sonora. Reyes contrastaba con un lenguaje menos efectista y lleno de un lirismo propio de los mejores guitarristas de jazz de la época, como Jimmy Rainey o Barney Kessel, por citar sólo un par de músicos.


El ambiente se relajó con “I Cover The Waterfront”, una antigua balada de los compositores Heyman y Green, ya adaptada por grandes músicos de jazz, entre otros por el pianista Art Tatum y el saxofonista Lester Young. El sonido amplio y redondo de Peidro destacaba en gran manera, bien arropado por el contrabajo de Amadeo Adell y la batería sutil y efectiva de Jeff Jerolamon, sin olvidar los elegantes y limpios fraseos o los voicings con los que Reyes adornaba la armonía. La primera parte finalizó con el tema “Dark Eyes” y la bossa “Felicidad de jazz”, en trío sin saxofón, en la que el guitarrista nos mostró su buena forma, capacidad y un sentido del timing exquisito.


La segunda parte del concierto comenzó con “When Lights Are Low” de Benny Carter. También tocaron “I Remember Lou”, un blues menor dedicado al maestro del órgano Lou Bennett. Tras la exposición del tema con el saxofón y la guitarra al unísono, lo más destacado fue el solo de contrabajo de Amadeo Adell, que hasta ese momento se encontraba relegado a su labor de apoyo en la sección rítmica, tarea que realizó de manera sólida e impecable. Otra pieza del repertorio, el standard “But Not For Me”, fue la elegida para el primer y único solo de improvisación de la batería en manos de Jerolamon, que lo realizó de forma concisa pero fluida en el manejo de los platos y su diálogo con la caja y el charles. En esta segunda parte hubo una participación más equitativa de los músicos, por lo que la dinámica del grupo fue también más fresca y sugerente.


En definitiva, un concierto con predominio del estilo swing y en el que cabe destacar, una vez más, el buen hacer de sus componentes, sobre todo del maestro de la guitarra, Santiago Reyes.

Texto: © 2009 José Antonio García López
Fotos: © 2009 Jazzazza

sábado, 7 de febrero de 2009

DAYNA STEPHENS QUARTET - (Jazzazza Jazz Club)

DAYNA STEPHENS QUARTET

Jazzazza Jazz Club – Murcia

Fecha: 06 de febrero de 2009.
Lugar: Jazzazza Jazz Club
DAYNA STEPHENS QUARTET
Dayna Stephens: saxo tenor.
Albert Sanz: piano.
D.J. Foster: contrabajo.
R.J. Miller: batería.

Gran expectación en Jazzazza, un local que apuesta por la buena música y la cultura, al incluir en su programación de conciertos para febrero a una de las bandas más carismáticas y experimentales del jazz que se hace en New York y se pasea por los circuitos jazzísticos de toda Europa.



Esta vez el grupo que subió a este humilde pero innovador escenario fue el cuarteto del saxofonista Dayna Stephens, músico virtuoso, perteneciente a esa generación de jóvenes talentos como el también saxofonista David Sánchez. Graduado en Berklee, ha colaborado en proyectos de músicos de gran prestigio como Wayne Shorter. Su último disco The Timeless Now, grabado en 2007, es un proyecto vigoroso, acompañado de artistas como John Scofield y el gran maestro Eric Harland.


Junto al saxofonista y para completar este cuarteto internacional, un trío formado por el pianista Albert Sanz, músico valenciano con una larga carrera en el mundo del jazz como compositor, docente y colaborador en cientos de festivales y conciertos, dentro y fuera de nuestro país. La presencia del contrabajista Dee Jay Foster, músico formado como casi todos ellos en el Berklee College of Music de Boston y colaborador en grupos de jazz, con músicos como Perico Sambeat, Jorge Rossy o el mismísimo Avishai Cohen y la aportación del batería R.J. Miller, cerraba una de las formaciones musicales de jazz más interesantes y vanguardistas  del momento.

Tras esta introducción sólo me queda añadir un breve resumen del concierto. Éste estuvo divido en tres set, como anunciaba el propio contrabajista. La primera parte comenzó con el tema “Impressions” del gran saxofonista John Coltrane, que  le serviría al grupo para compactar el sonido acústico de sus instrumentos en el lugar y donde ya apreciamos la inmediata conexión con el público que abarrotaba prácticamente el local. El sonido acústico del saxofón de Dayna Stephens buscaba su presencia entre los comentarios callados de la gente, hasta inundar con su sonoridad todo lo que allí estaba aconteciendo. Sus fraseos son coltranianos, concisos y arrolladores, un lenguaje profundo y mágico, arropado por las tensiones armónicas del pianista Albert Sanz, la complicidad de D.J. Foster y la sutilidad contundente, estilo Elvin Jones, de R.J. Miller con su batería. Los temas que siguieron en esta primera toma de contacto llevaban el nombre de los grandes maestros del jazz, desde Charlie Parker, en los temas bebop hasta la sosegada, pero no por ello menos compleja, creatividad del estilo hardbop de Wayne Shorter.


El segundo set fue una dedicación exclusiva a las creaciones de su ultimo disco The Tímeles Now, con un primer tema “Teeth”, donde el tratamiento moderno y diferente, en cuanto al estilo musical, se hacia patente y recordaba a esa formar de componer de Shorter en sus primeros tiempos o de Chris Potter más recientemente. Un segundo tema; “The Lost And Found”, una balada con un tempo a 4/4 en la que desarrollaron largos solos de piano, saxo y contrabajo, relajaba el ambiente y lanzaba esa invitación al silencio y a la escucha necesaria por parte de los presentes. En el siguiente tema, “Contagius”, a tempo de fast, pudimos apreciar la poderosa habilidad de R.J. Miller en perfecta interacción con el pianista y sobre todo en el solo de improvisación dejando claro que era él quien marcaba el tiempo y los espacios en el grupo, sin duda alguna. Para terminar eligieron “There’s That Smile”, un tema variable en su aspecto sonoro interno y cargado de diálogo entre la batería y el saxofón.


Tras el descanso dio comienzo la  tercera parte del concierto que consistía en la realización de una jam session con músicos invitados. Para animar a los participantes comenzaron a golpe del tema standard “Cantaloupe Island”, de Herbie Hancock, y no tardaron mucho tiempo en aparecer los primeros pianistas y bateristas compartiendo escena con Dayna Stephens que no dudo en cambiar su saxo tenor por el contrabajo, con un Albert Sanz sentado a la batería o con D.J. Foster en el piano.

Queda la sensación de haber presenciado algo sumamente entrañable y creativo. Demostraron pertenecer a este momento temporal del jazz contemporáneo, con una constante añadida; la continua evolución en la que se encuentran inmersos, tanto en lo musical como en lo personal.

Texto: © 2009 José Antonio García López
Fotografías: © 2009 Jazzazza